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Optimizando la Evaluación en Programas de Posgrado: Un Modelo Innovador

May 15, 2025 | Blog

La calidad en la educación superior, especialmente a nivel de posgrado, es un tema de constante debate y desarrollo. Uno de los pilares fundamentales para asegurar esta calidad reside en los procesos de evaluación. El documento «Modelo de evaluación para procesos de formación posgradual en ciencias administrativas» de Harold Wilson Hernández Cruz y Yuber Liliana Rodríguez Rojas, publicado en la revista Signos (Vol. 12 n° 2, julio-diciembre de 2020), nos ofrece una perspectiva valiosa y estructurada sobre cómo abordar este desafío en el campo de las ciencias administrativas.  

Este blog explorará los puntos clave de dicho modelo, ofreciendo un resumen de su propuesta y añadiendo una reflexión sobre su aplicabilidad y posibles expansiones en el contexto actual de la educación.

Desafíos en la Evaluación Posgradual

La formación a nivel de posgrado presenta retos únicos tanto para estudiantes y profesores como para las instituciones. Las expectativas son altas, la población estudiantil es diversa en cuanto a experiencias y formación previa, y la exigencia de calidad por parte de los organismos de control es cada vez mayor. En este escenario, contar con modelos de evaluación dinámicos y efectivos es crucial.  

El documento señala que, a menudo, los docentes de posgrado no cuentan con formación pedagógica específica, lo que puede llevar a la utilización de métodos de evaluación tradicionales, como pruebas cuantitativas y trabajos en clase. Sin embargo, la evaluación en este nivel debe ir más allá, concibiéndose como un proceso de autorregulación y mejora continua, donde la retroalimentación juega un papel central.  

Un Modelo de Evaluación Multidimensional

La propuesta central del artículo es un modelo de evaluación para la formación posgradual en ciencias administrativas que se compone de cinco dimensiones interconectadas, con un elemento central de realimentación:  

  1. Diagnostica: Esta fase se enfoca en la indagación de los conocimientos previos de los estudiantes y sus estilos de aprendizaje. Conocer el punto de partida es fundamental, especialmente dada la heterogeneidad de los grupos en posgrado.  
  2. Motiva: Evaluar la motivación, el interés y la disposición del estudiante a lo largo del proceso es clave. Aunque no siempre se traduzca en una calificación cuantitativa, la dimensión motivacional es un pilar de la evaluación formativa.  
  3. Transmite: Se centra en la adquisición y estructuración cognitiva de conocimientos, teorías y modelos relevantes para las ciencias administrativas. La meta no es la memorización, sino la comprensión que permita contextualizar y evitar confusiones epistemológicas.  
  4. Contextualiza: Aquí se busca la aplicación simulada de los conceptos aprendidos, bajo la guía del docente. Actividades como el análisis de casos o la resolución de problemas permiten validar la significancia del conocimiento adquirido.  
  5. Aplica: Esta dimensión representa la puesta en práctica de los conocimientos en situaciones y condiciones específicas, supervisada por el docente, para evaluar los resultados de aprendizaje. Los estudios de caso y proyectos de aula son ejemplos de herramientas en esta fase.  

Realimentación Continua: Transversal a todas estas dimensiones, la realimentación constante es esencial. Permite realizar ajustes didácticos y pedagógicos, y asegura que el estudiante conozca desde el inicio los resultados de aprendizaje esperados y los mecanismos de evaluación.  

Más Allá del Modelo: Aportes y Consideraciones Adicionales

El modelo presentado por Hernández y Rodríguez es robusto y adaptable a diversas modalidades de enseñanza, incluyendo la virtual. Sin embargo, para enriquecer aún más su aplicación, podríamos considerar:  

  • Integración de Tecnología: Si bien el modelo es adaptable, se podría explorar más a fondo cómo las herramientas tecnológicas actuales (plataformas de aprendizaje, software de simulación, herramientas de análisis de datos para el seguimiento del progreso estudiantil) pueden potenciar cada una de las cinco dimensiones. Por ejemplo, en la dimensión «Motiva», se podrían utilizar sistemas de gamificación o encuestas interactivas en tiempo real.
  • Desarrollo de Competencias Blandas: Aunque el modelo se centra en ciencias administrativas, donde el conocimiento técnico es vital, la evaluación podría explícitamente incorporar la valoración de competencias blandas (liderazgo, trabajo en equipo, comunicación efectiva, pensamiento crítico), cada vez más demandadas en el ámbito profesional. Esto podría integrarse especialmente en las dimensiones «Contextualiza» y «Aplica».
  • Evaluación entre Pares y Autoevaluación: Fomentar la evaluación entre pares y la autoevaluación puede enriquecer el proceso, promoviendo una mayor reflexión y responsabilidad por parte del estudiante sobre su propio aprendizaje, alineándose con la idea de la evaluación como un proceso de autorregulación.  
  • Investigación y Adaptación Continua del Modelo: Como sugieren los autores, la investigación continua sobre la validez y aplicabilidad del modelo en diferentes contextos y áreas del conocimiento es fundamental. Esto permitiría su evolución y adaptación a las cambiantes necesidades de la educación posgradual.  

Hacia una Evaluación Transformadora

El modelo de evaluación propuesto ofrece una hoja de ruta clara y práctica para mejorar los procesos formativos en los posgrados de ciencias administrativas. Su enfoque en la evaluación formativa, la retroalimentación y la multidimensionalidad del aprendizaje es un paso adelante hacia una evaluación que no solo mida, sino que transforme y potencie el desarrollo integral de los profesionales del futuro.

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